Contar
la historia como historia de guerra, historia de batallas y de héroes
militares es, además del género predilecto, el género hegemónico de las
narraciones que construyeron la historia de la nación Argentina. La guerra,
sostiene Martín Kohan, es lo que prevalece y acaba por definir los tonos
narrativos, la lógica de las causas y consecuencias, la atribución de los
protagonismos.
El país de la guerra recorre los textos y discursos que compusieron ese relato a lo largo de los siglos XIX y XX, desde la Marcha de San Lorenzo y las narraciones de Mitre sobre Belgrano y San Martín, hasta el análisis de los textos de Rodolfo Walsh, el relato que hace Videla o los
textos que narran la guerra de Malvinas desde la literatura, como Los
pichiciegos de Fogwill o Las islas de Gamerro,
con la particularidad de que ya no intentan componer un relato de guerra,
sino más bien descomponerlo.
Un análisis agudo y perspicaz de las implicancias de la guerra como
cosmovisión y, por lo tanto, como determinante de una manera de narrar que al poner en el epicentro de la sociedad, aún en tiempos de paz, la exaltación de lo bélico y el culto de la gloria militar, la convierte en cultura.