Muchas de las pequeñas asumirían un puesto activo dentro de la comunidad e, incluso, dentro del círculo de sacerdotisas cuando llegara el próximo asdelar, ciclo de la reproducción femenina de obligatorio cumplimiento. Otras tendrían que continuar educándose durante soles, hasta llegar a los límites de la comprensión que se le exigía a cada mujer. En aquel juego tan serio, Welkiar era la pieza más importante, de la cual dependían los frutos de la diosa. Sin ella, el mundo volvería al caos que Eivia había dejado con su destierro, pensó de nuevo, pero esta vez intentó sonreír