Alguien vuelve al país en busca de su identidad, transcurren el fin de los cincuenta y el comienzo de los sesenta. Con pluma maestra, Daniel Muxica descubre narraciones laterales, mágicas y fluorescentes, que se cruzan con hechos históricos de un tiempo fundacional. El vientre convexo alberga a los Uturuncos, Frondizi, Eichmann y a Valentín Alsina, al agua del arrabal sin sosiego del Riachuelo y al conurbano profundo. El vientre convexo es, también, un relato conmovedor.
Muxica es capaz de unir literariamente los tigres de Praga y el agua sin sosiego del Riachuelo con la argamasa de la poesía. Muxica es, al fin, una exquisita mezcla de poesía, erudición y arrabal.
Daniel Sorín