La Tierra de Ana

Podemos intentar comprender a los terroristas, pero nunca disculpar el terror

Algunas cosas nos resultan tan incómodas que, en lugar de pensar en ellas, intentamos olvidarlas.

Trata a la siguiente generación como habrías querido que la generación anterior te hubiera tratado a ti.

–Me he preguntado a mí mismo si no vivimos en una cultura que reprime algunas verdades básicas. ¿Entiendes lo que quiero decir?

–Creo que sí. Algunas cosas nos resultan tan incómodas que, en lugar de pensar en ellas, intentamos olvidarlas.

He vivido catástrofes de sequía y he sostenido a niños agonizando en mis brazos... Es muy doloroso, Ana. Porque no es la naturaleza la que mata. Somos nosotros, los seres humanos

Tenemos que aprender a visualizar a nuestros descendientes, a notar la presencia de los que heredarán de nosotros la Tierra.

Hay muchas cosas que no sé sobre el futuro. Solo sé que quiero contribuir a crearlo. Quizá haya empezado ya en una medida muy pequeña.

Si pudiera elegir entre morirme en este instante, pero con la garantía de que la humanidad subsistiera durante miles de años, o vivir con buena salud hasta los 100, aunque entonces la humanidad entera muriera conmigo, no vacilaría. Elegiría morir aquí y ahora

Pero tengo una identidad más profunda que mi propio cuerpo y mi breve momento aquí en la Tierra. Soy parte –y formo parte– de algo más grande y más poderoso que yo mismo.

Este anillo era la única prueba visible de la existencia de su gran amor, y de que él la había amado por encima de todas las cosas.