anarquismo de Traven es el de la teoría del Yo de Stirner, el gran egoísmo que plantea que la fraternidad sólo es posible entre individuos absolutamente insubordinados: «Insubordinación contra todo, insubordinación contra toda ley, contra toda idea, contra todo programa, contra todo gobierno. Hombre, ¡sé un eterno revolucionario y habrás vencido!» Con semejante teoría, es imposible mantener la disciplina de millones de hombres, hacerlos avanzar bajo el fuego y la nieve ante unos ejércitos blancos decididos a restablecer la autocracia y la esclavitud. Hace falta que otros se manchen las manos para que ande el motor de la Historia. Traven se convierte en novelista porque la Revolución Alemana ha sido vencida.
Se une en Chiapas a la misión del arqueólogo Enrique Juan Palacios. Durante meses, treinta sabios, biólogos, botánicos, cartógrafos y etnógrafos recorren la jungla y hacen inventario de los sitios mayas. Las fotografías de Torsvan ilustrarán el informe de la misión: En los confines de la selva de Lacandona. Pero si Torsvan se interesa por las ruinas, Traven descubre la vida de los descendientes vivos de los mayas: regresa solo, compra mulas, contrata a un guía, se convierte en explorador, vive entre los indios tojolabales, tzeltales, choles y tzotziles, les habla de las hermosas cabalgatas de Zapata y, a cambio, registra sus relatos y construye poco a poco sus novelas.