Para Lacan, otro sujeto (y, a la postre, el sujeto en cuanto tal) no es algo dado directamente, sino una «presuposición», algo que se presume, el objeto de una creencia: ¿cómo puedo tener nunca la seguridad de que lo que veo ante mí es otro sujeto, no una máquina biológica carente de profundidad?