Con el morral a la espalda y la cantimplora sujeta al cinturón, el viajero recorre los caminos y los pueblos de la Alcarria. De trecho en trecho va viviendo curiosos encuentros, minúsculas anécdotas y sorprendentes conversaciones que, impertérrito, transcribe con una suave prosa que aúna realismo, comicidad y ternura… Al finalizar el viaje queda este entrañable libro que demuestra las palabras de su autor: «El escritor, aun el que más sedentario pueda parecer, es siempre un irredento vagabundo y ése es su mayor timbre de gloria y libertad».