atracción romántica es la primera fuerza del amor. Puede presentarse de inmediato, como es el caso de nuestro protagonista, que cae rendido ante el hechizo de unos bellos ojos. Pero también puede surgir de una forma más sutil, incluso con igual o mayor fuerza, entre una pareja, que, de amigos, pasan a ser amantes, al prosperar misteriosamente esa atracción, después de meses, o incluso años, de trato.
La atracción romántica, como la atracción sexual, es irracional, y muy delicada, sobre todo en sus inicios, por lo que puede desaparecer, bien por la intervención de la razón en uno, o los dos, componentes de la pareja; o bien por cualquier acción o detalle que rompa esa mágica atracción. Un estornudo, una palabra, un gesto, una corbata un vestido....Y nuestra Julieta, o nuestro Romeo, cae de su pedestal hecho pedazos.