La narración comienza en el invierno de 1974 en el País Vasco y termina en la primavera de 2019. Cuarenta y cinco años de nuestra historia reciente, casi medio siglo, pasan por sus páginas. El fin de la dictadura, la transición, los primeros años de democracia y autogobierno, el cambio de siglo, los terrorismos, el final de ETA, la normalidad (según la conocíamos antes de la pandemia). Una parte de la historia que se ha materializado en las vivencias de una generación, una época fundacional en muchos ámbitos, liberadora en otros, narcotizante en no pocos, vivida y narrada por personas de la comunidad LGTBI. Regi, el protagonista central de la novela, se busca a sí mismo en un ambiente social que relega su sexualidad a la marginalidad. Esa represión se suma a otras represiones que, lentamente, van quedando atrás gracias al empuje de una sociedad mayoritariamente resuelta a conquistar la libertad en todos los ámbitos de la vida, también en el de la identidad sexual. Otro tanto sucede con los amigos y amigas de Regi. Cada cual a su modo y con arreglo o los resultados de sus propias búsquedas. La perspectiva LGTBI que distingue esta novela no es, sin embargo, excluyente. El fresco que el autor pinta abarca a todo el conjunto de la sociedad vasca a lo largo de ese prolongado intervalo de tiempo. Regi y sus amigos se miran a sí mismos y relatan las muy diversas vivencias (sexuales, políticas, profesionales y de todo tipo) de una parte de la sociedad condenada a un largo ostracismo. En definitiva, la peripecia histórica del conjunto de la sociedad vasca, española y europea.