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Ernesto Laclau

La razón populista

  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    La terminología tradicional –que ha sido traducida al lenguaje común– ya aclara esta diferencia: el pueblo puede ser concebido como populus –el cuerpo de todos los ciudadanos–, o como plebs –los menos privilegiados–.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    De este modo, como ya sabemos, va a tener lugar una exclusión radical dentro del espacio comunitario. En el primer caso, el principio de diferencialidad puede constituirse en la única equivalencia dominante; en el segundo caso, esto no es suficiente: el rechazo de un poder realmente activo en la comunidad requiere la identificación de todos los eslabones de la cadena popular con un principio de identidad que permita la cristalización de las diferentes demandas en torno a un común denominador –y éste requiere, desde luego, una expresión simbólica positiva–. Ésta es la transición de lo que hemos llamado demandas democráticas a demandas populares. Las primeras pueden ser incorporadas a una formación hegemónica en expansión; las segundas representan un desafío a la formación hegemónica como tal.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    A fin de concebir al “pueblo” del populismo necesitamos algo más: necesitamos una plebs que reclame ser el único populus legítimo –es decir, una parcialidad que quiera funcionar como la totalidad de la comunidad (“Todo el poder a los Soviets”, o su equivalente en otros discursos, sería un reclamo estrictamente populista)–.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    Esta operación por la que una particularidad asume una significación universal inconmensurable consigo misma es lo que denominamos hegemonía. Y dado que esta totalidad o universalidad encarnada es, como hemos visto, un objeto imposible, la identidad hegemónica pasa a ser algo del orden del significante vacío, transformando a su propia particularidad en el cuerpo que encarna una totalidad inalcanzable.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    Éste es el punto en el cual podemos vincular este argumento con nuestras observaciones previas sobre hegemonía y significantes vacíos: si el significante vacío surge de la necesidad de nombrar un objeto que es a la vez imposible y necesario –de ese punto cero de la significación que es, sin embargo, la precondición de cualquier proceso significante–, en ese caso, la operación hegemónica será necesariamente catacrética. Como veremos más adelante, la construcción política del pueblo es, por esta razón, esencialmente catacrética.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    En ese caso, el lenguaje original no sería literal, sino figurativo, ya que sin dar nombres a lo innombrable no habría lenguaje alguno. En la retórica clásica, un término figurativo que no puede ser sustituido por otro literal se denominó catacresis (por ejemplo, cuando hablamos de “la pata de una silla”). Este argumento puede ser generalizado si aceptamos el hecho de que cualquier distorsión del sentido procede, en su raíz, de la necesidad de expresar algo que el término literal simplemente no transmitiría.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    Hemos afirmado que, en una relación hegemónica, una diferencia particular asume la representación de una totalidad que la excede. Esto otorga una clara centralidad a una figura particular dentro del arsenal de la retórica clásica: la sinécdoque (la parte que representa al todo). Y esto también sugiere que la sinécdoque no es sólo un recurso retórico más, que simplemente es agregado a la taxonomía junto a otras figuras como la metáfora o la metonimia, sino que cumple una función ontológica diferente. Aquí no podemos entrar en la discusión de este asunto que, al pertenecer a los fundamentos generales de la clasificación retórica, excede en gran medida el tema de este libro. Mencionemos simplemente al pasar que las clasificaciones de la retórica han sido ancillares para las categorías de la ontología clásica, y que el cuestionamiento de esta última no puede dejar de tener importantes consecuencias para los principios de las primeras.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    Las peticiones se van convirtiendo en reclamos. A una demanda que, satisfecha o no, permanece aislada, la denominaremos demanda democrática.[5] A la pluralidad de demandas que, a través de su articulación equivalencial, constituyen una subjetividad social más amplia, las denominaremos demandas populares: comienzan así, en un nivel muy incipiente, a constituir al “pueblo” como actor histórico potencial.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    Lo que hemos demostrado es que la equivalencia y la diferencia son finalmente incompatibles entre sí; sin embargo, se necesitan la una a la otra como condiciones necesarias para la construcción de lo social. Lo social no es otra cosa que el locus de esta tensión insoluble.
  • Armando El Guatequeцитирует3 года назад
    La conclusión es inequívoca: si el “instinto nivelador” puede aplicarse a los contenidos sociales más diferentes, no puede, él mismo, poseer un contenido propio. Esto significa que esas imágenes, palabras, etcétera, mediante las cuales se lo reconoce, que otorgan a sucesivos contenidos concretos un sentido de continuidad temporal, funcionan exactamente como lo que antes hemos denominado significantes vacíos.
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