Hay una mano que traza una línea, y que en este gesto une los puntos dispersos y dibuja una imagen concreta. Así, yendo de lo abstracto a lo que existe, revistiendo de forma a la idea, escribe Claudia González Caparrós los poemas de este libro, y así se acerca también a ellos el lector. Si la carne es hierba (Sully Morland) es un libro sereno, escrito desde la calma, que respira sin embargo con el aliento del animal que observa, paciente y en silencio; un libro que nos ronda como el ciervo cuando guía al cazador hasta el bosque. Un libro aéreo, misterioso: un lugar en el que algo importante de verdad está ocurriendo, y nos corresponde descubrirlo.