Autor de «1984», «Homenaje a Cataluña» y «Rebelión en la granja», entre otras, George Orwell es sobradamente conocido entre nosotros. Su verdadero nombre es Eric Blair, nació en 1903 en la India de padres ingleses, se educó en Eton, viajó por toda Europa, y murió prematuramente, a los 47 años. Hoy es uno de los autores británicos más leídos. Tres son los temas abordados en esta obra: primero, la situación de los mineros hacia la década de 1930, en la que describe las condiciones infrahumanas de esa clase social, sometida a una lenta degradación; para ellos reivindica Orwell un acto de justicia y no de caridad. Segundo, las experiencias de cinco años en la colonia británica de Birmania, como miembro de la Policía; aquí su condena del imperialismo en general se ofrece sin titubeos, con su típica acritud, y del mismo modo invalida la segregación racial y las diferencias de clases o mete en la picota, con suave ironía, la pretendida superioridad anglosajona ante la raza latina. Y en tercer lugar, aborda el tema del socialismo, mostrándonos su especial y humanísima visión; Orwell aspira a un socialismo basado en los dos pilares insustituibles de justicia y libertad, condena el totalitarismo y se burla de los demagogos. Es, en suma, la obra de un brillante pensador, de un observador realista y un hombre de insobornable sinceridad. Y es interesante constatar que todo, o casi todo, cuanto escribió George Orwell en este lúcido ensayo de 1936 sigue hoy vigente, con una luminosa visión del futuro que sin duda estremecerá al lector.