En esta obra se recoge el testimonio del embajador Gustavo Iruegas, personaje que tuvo un papel protagónico en la diplomacia mexicana de la segunda mitad del siglo XX y, en particular, en la fase del conflicto centroamericano de los años setenta y ochenta. Se destaca, en especial, el período de la diplomacia activa del gobierno mexicano y la actuación de Iruegas en Nicaragua y El Salvador.
El recuento de su vida y su carrera diplomática constituye un testimonio excepcional para el conocimiento de esta etapa de las relaciones México-Centroamérica, en el que relata episodios de la diplomacia mexicana desconocidos hasta ahora y ofrece información relevante con respecto a otros temas de la política exterior y de la política interna de México.
Esta fue la última vez en que Gustavo Iruegas estuvo dispuesto a dar su testimonio en una serie de entrevistas, en las que se entremezclan la visión de un representante diplomático del Estado mexicano y sus propias opciones políticas. Pero en estos dilemas de sus simpatías personales y la razón del Estado, se preserva siempre la perspectiva del diplomático.