Si los tiempos fuesen todos iguales entre sí en importancia e intensidad, tal como los ejecuta el metrónomo, no habría motivo alguno para reunirlos en grupos de cuatro, y hablar de 4/4, en lugar de en grupos de tres, seis, siete, etc.
En realidad, lo que hace que la métrica sea perceptible es la disposición (jerárquica) de los acentos musicales.
En toda métrica, al primer tiempo de cada compás le corresponde un acento fuerte; los acentos secundarios varían, en cambio, de una métrica a otra. En su forma más frecuente, el compás de 4/4 tiene un acento fuerte en el primer tiempo, uno «mediofuerte» en el tercero, y acentos débiles en el segundo y en el cuarto.
En el caso más sencillo (subdivisión binaria), cada tiempo se compone de dos partes, llamadas dar (tesis) y alzar (arsis).