El Chino es diferente. Lo saben los chicos con los que juega al fútbol en el patio del colegio. Lo sabe su abuelo. Lo saben todos. Pero él pertenece, pertenece a algún pasado común del cual se ha renegado. El Chino debe buscar su identidad y qué mejor que el tiempo mítico de todas las Españas que han sido para encontrarse a sí mismo. Ahora que piensan cerrar la fábrica y dejar a todo el mundo en pelotas y él se siente como un salvador, necesita justificarse, ser igual y mejor. No solo diferente. Aunque tenga que cometer un delito que tal vez le cueste la vida.