«¡Todos somos judíos alemanes!» Denise Prévost, Rosenthal de soltera, superviviente de Birkenau, escucha estupefacta los gritos de los manifestantes. Fluctúa entre sentimientos contradictorios, el temor de que su marido, pese a su casco y su escudo, resulte herido esta noche en los enfrentamientos y la admiración por el atrevimiento de los jóvenes. Lo que había tomado por un alboroto de niños mimados, de niños que no han conocido la guerra, sus privaciones, su crueldad, cobra una forma ideal que, esta noche, le emociona.
–Es bonito ese eslogan –dice–. Te devuelve el optimismo sobre el futuro del país.
Lucien y Roland la miran asombrados. Es la primera vez que la Lechuza pronuncia una frase positiva. La verdad es que este mes de mayo está lleno de sorpresas.