Palestina

El sionismo es una empresa colonizadora y, como tal, depende íntegramente de la cuestión de las fuerzas armadas».

Ahmad sostenía que, dado el curso de la historia judía, especialmente en el siglo XX, el uso de la fuerza no hacía sino reforzar la percepción victimista preexistente y generalizada entre los israelíes, al tiempo que unificaba a la sociedad israelí, fortalecía las tendencias más militantes del sionismo y fomentaba el apoyo de actores externos.[

La consecuencia de ello fue una gestión cada vez más intrusiva de la intifada por control remoto desde Túnez en tanto la OLP llegaba a dominar lo que inicialmente había sido un movimiento de resistencia popular. La organización pasó a promulgar directivas y a gestionar las cosas desde lejos, a menudo ignorando las opiniones y preferencias de quienes habían iniciado la revuelta y la habían liderado con éxito.

A diferencia de la revuelta de 1936-1939, lejos de exacerbar las divisiones internas palestinas, la intifada estuvo impulsada por una amplia visión estratégica y un liderazgo unificado.[351] Su efecto unificador y su éxito a la hora de evitar en gran medida el uso de armas de fuego y explosivos —a diferencia del movimiento de resistencia palestino de las décadas de 1960 y 1970— contribuyeron a que su llamamiento tuviera una gran resonancia a nivel internacional, generando un profundo y duradero impacto positivo tanto en la opinión pública israelí como en el resto del mundo.

Como ocurriera en la revuelta de 1936-1939, la duración y el amplio apoyo que suscitó la intifada hicieron patente el amplio respaldo popular del que gozaba.

343] No era inusual que alguien ostentara simultáneamente este tipo de cargos: la mayoría de los principales académicos israelíes especialistas en Oriente Próximo eran también oficiales de la reserva de la inteligencia militar o de otras secciones de los servicios de seguridad, y se dedicaban, pues, a espiar y oprimir a las mismas personas que estudiaban el resto del tiempo.[

Los tipos de resistencia más activos, especialmente los que involucraban violencia, suscitaban represalias colectivas, demoliciones de viviendas, encarcelamientos sin juicio al amparo de una «detención administrativa» que podía prolongarse durante años, e incluso asesinatos extrajudiciales.

338] Ariel Sharón y Menájem Beguín habían llevado a cabo la invasión del Líbano para sofocar el poder de la OLP y, por ende, poner fin a la oposición nacionalista palestina en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania de cara a su anexión por parte de Israel.

Sería aquí donde cinco años después, en diciembre de 1987, estallaría la Primera Intifada, cuyos resultados conmocionarían a la opinión pública no solo de Israel, sino del mundo entero. Como hiciera la Nakba décadas antes, esta dolorosa derrota generó una forma de resistencia nueva y distinta de los palestinos a la guerra que se libraba contra ellos en múltiples frentes.

Sin embargo, el paradójico resultado de estos acontecimientos fue desplazar gradualmente el centro de gravedad del movimiento nacional palestino lejos de los países árabes vecinos, donde se había relanzado en las décadas de 1950 y 1960, para llevarlo de vuelta al territorio palestino.