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Sara Mesa

Cara de pan

  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует16 часов назад
    La policía de la mente también se ocupó de Nina Simone. Para explicar su rabia y devaluar las protestas raciales de sus canciones le diagnosticaron trastornos psíquicos, ¡la medicaron y la dejaron fuera de combate! Su androginia, dijeron, debía de estar relacionada con la bipolaridad. Su furia, con brotes psicóticos. Pero ¿qué hacer con todos los que la admiraban? ¿También estaban locos? Suelta una carcajada, ensimismado en su al
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует16 часов назад
    Descubrió, por ejemplo, que el incesto es normal entre algunas especies. Hay montones de pájaros que copulan alegremente unos con otros sin pararse a pensar si está bien o no. ¿Quién tiene el derecho de decirles que eso no es correcto, que deben parar de inmediato? ¡Él, desde luego, no! Por fortuna, los pájaros le han salvado del rencor, entre otras cosas.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует16 часов назад
    ¡Por timidez, no por maldad!, insiste el Viejo. Salía a trabajar a la fábrica –era plomero–, volvía, ayudaba a su hija con las tareas de la casa, así un día y otro, ¡toda la vida! Los fines de semana iban juntos a la iglesia: era un hombre muy devoto, pero jamás comulgaba. A veces bebía mucho, bebía hasta caer desmayado, pero esto no sucedía todos los días, y jamás se ponía violento. La quería mucho, a su hija, su Adriana. Tanto que no la dejaba salir; temía que le ocurriera algo. Ahuyentaba a cualquier hombre que se acercara a ella y, más tarde, ¡también a cualquier mujer! En aquel tiempo las chicas no salían tanto como ahora. Que su madre se pasara todo el tiempo encerrada formaba parte de lo habitual. A nadie le extrañó, aunque precisamente eso, el encierro, debió de ser la causa de que pasara lo que pasó. El Viejo cree con sinceridad que su padre no lo hizo con mala intención. ¡Debió de confundir las cosas! Los vecinos supusieron que su madre se había quedado embarazada en un descuido, a saber de quién. Pensaron eso, o quisieron pensarlo, a pesar de que él, el Viejo, llamaba papá a su padre sin problema. Lo llamaba papá y no abuelo, y lo hacía en los lugares públicos, en la plaza, en la pequeña tienda de ultramarinos donde se aprovisionaban. De niño pasaba más tiempo con su padre-abuelo que con su madre, que siempre huía de él, limitándose a cuidarlo con apresuramiento, sin hablar ni jugar nunca. Luego, al crecer, tardó mucho en comprenderlo, ¡tenía por lo menos dieciséis años cuando el puzle encajó! Se obligó a odiar a su padreabuelo, sin éxito. Desde que supo la verdad, justo desde aquel día, su vida se torció y fue infeliz. Fue por eso que empezó a buscar consuelo en los pájaros. Solo observándolos y leyendo sobre ellos se sentía a salvo
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует16 часов назад
    dientes en muy mal estado porque le daba vergüenza abrir la boca delante de un dentista. Nunca, nunca iba al médico. Apenas tenía amigos. ¡Por timidez, no por maldad!, insiste el Viejo. Salía a trabajar a la fábrica –era plomero–, volvía, ayudaba a su hija con las tareas de la casa, así un día y otro, ¡toda la vida! Los fines de semana iban juntos a la iglesia: era un hombre muy devoto, pero jamás comulgaba. A veces bebía mucho, bebía hasta caer desmayado, pero esto no sucedía todos los días, y jamás se ponía violento. La quería mucho, a su hija, su Adriana. Tanto que no la dejaba salir; temía que le ocurriera algo. Ahuyentaba a cualquier hombre que se acercara a ella y, más tarde, ¡también a cualquier mujer! En aquel tiempo las chicas no salían tanto como ahora. Que su madre se pasara todo el tiempo encerrada formaba parte de lo habitual. A nadie le extrañó, aunque precisamente eso, el encierro, debió de ser la causa de que pasara lo que pasó. El Viejo
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует16 часов назад
    Entonces tu padre era un monstruo. ¿Un monstruo? No, ¿por qué? ¡No más monstruo que los que lo atormentaban en la clínica! Su padre los quería. A ellos dos, a su madre y a él, los quería. El Viejo no guarda malos recuerdos suyos, ¡en absoluto! Lo recuerda, eso sí, torpe, brusco, parco en palabras. Grande. ¡Muy grande! Casi dos metros medía, dice, por fortuna él no heredó esa altura, ser tan alto no da más que problemas de espalda. Tímido. ¡También era tímido! Tenía
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует6 дней назад
    La misma actitud de los farsantes los delataba; no era una cuestión de plumaje, sino de aplomo.
  • Martha Alicia Bautista Garcíaцитирует14 дней назад
    Sus padres le dejan muchísima libertad, ella puede entrar y salir sin que investiguen, levantarse a la hora que le dé la gana –o no levantarse–, comer lo que le apetezca –o no comer–. Por las noches le está permitido sentarse con los mayores, incluso puede beber alguna copa de vez en cuando.
  • Jackie R.цитирует22 дня назад
    Algunas cosas, dice, miradas tan de cerca resultan espantosas
  • Jackie R.цитирует22 дня назад
    Y cuando una cosa –cualquier cosa– se mira muy de cerca, siempre se acaba amándola.
  • Adal Cortezцитирует8 месяцев назад
    Tampoco de esto le cuenta nada al Viejo. No, no la medicaron a la fuerza, ni la metieron en una sala de aislamiento, ni la ataron a una silla. Pero se sintió humillada de otra forma. Lo único que le dice es: ¿quiénes son ellos para creerse que pueden entendernos? ¡Como pollos rellenos!, dice el Viejo. Los abren y los vacían y después rellenan el hueco con lo que piensan que es mejor, y listo, ¡al horno! ¡Cocinados al gusto de la psicología!
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