Es un libro fácil de leer. Algunos cuentos son realmente buenos.
El estilo de los 2 primeros me encantó porque era como que la escritora vomitara sus pensamientos compulsivos o cargados de ansiedad, se siente el caos de una cabeza pensando intensamente.
Siempre habla en primera persona, así que en vez de la historia en sí, lo importante son sus pensamientos y sus emociones, muy sicoanalítico.
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Un libro ameno de esos que tratan de todo y de nada. Son divagaciones de la autora respecto a sus recuerdos y pensamientos. Que muchas de las veces enmarca con el contexto social y político de su vida. Como toda obra de autoficción, a veces roza lo surrealista. Me recuerda los libros de Amélie Nothomb, pero a diferencia de ella, Cecilia no se limita a recordar su vida: reflexiona sobre sus posibilidades e implicaciones. Encuentra equivalencias en la vida cotidiana con el arte, dota de resignificación objetos o actividades diarias. Es una poeta, y es innegable cómo la poesía está presente en su vida diario, moldea su percepción y su relación con los objetos. Aunque no es especialmente memorable, fue una lectura fluida que disfruté leer.