Märchenfeld, teníamos la tradición de romper un puñado de platos de arcilla justo antes de la ceremonia para espantar a los espíritus malignos. Sugeriría que empezáramos con eso, pero perderíamos a la mitad de nuestros invitados.
–Ningún ser oscuro jamás se asustó por un plato roto o un tazón de sopa. Pero la idea me divierte. –Esbozó una sonrisa tímida,