El escritor C.S. Lewis caracterizó así una vez este tipo de argumentación: «La mismísima falta de pruebas es considerada como una evidencia; la ausencia de humo prueba que el fuego ha sido cuidadosamente ocultado».[167] Tales argumentos son, claro está, imposibles de refutar, como comentaba Lewis. «Una creencia en gatos invisibles no puede rebatirse con argumentos lógicos», aunque nos dice «mucho sobre los que la sostienen».