Muerte de un apicultor es la obra más importante y representativa de la narrativa de Lars Gustafsson. Este libro recorre, a través de los apuntes recogidos en diferentes cuadernos, los últimos momentos de la vida de un enfermo en fase terminal de cáncer. Ésta es la excusa para hacer, con un estilo muy personal y poético, balance de una vida y de un modelo de sociedad: la cultura del bienestar socialdemócrata nórdico de los años 70.
Gustafsson mismo explica su libro cuando dice:
«Muerte de un apicultor es la quinta y última parte, independiente de las anteriores, de una pentalogía sobre mi tiempo y mi generación, a la que he dado el título genérico de Las grietas en el muro. En la primera parte, El señor Gustafsson en persona, presenté al narrador. La segunda, La lana, trataba del campo en los años setenta. En Fiesta en familia me situé en el centro mismo y describí los círculos del poder. Segismundo es la novela de los subconscientes colectivos de nuestro tiempo, sus sueños y pesadillas.»
Ahora, por fin, se trata de un cuerpo, sólo de un cuerpo. Las luces se van apagando, una a una —como en la Sinfonía del Adiós, de Haydn—, el círculo se va reduciendo y al final no se ve otra cosa que el fondo esencial de la cuestión: un ser humano.»