Antes de hacer la obra, el actor contaba ese hecho sin mayor pudor, pero al hacerlo en el teatro, frente a los espectadores, fue tomando conciencia de lo que hizo. El teatro, ese maravilloso espacio que quizá no abra la conciencia de los espectadores pero quizá, sí, un poco, la nuestra, cambió algo en ese hombre, en ese homicida que dejó la delincuencia para dedicarse al teatro. Así como el teatro te escupe si no eres sincero, así te abraza y te transforma cuando pones tu verdad en él.