Nunca es solo sexo

Aunque, históricamente, hayan sido las «minorías» sexuales las que han sido perseguidas e identificadas con la toxicidad y el peligro, el verdadero peligro lo constituye aquí seguramente la heterosexualidad, ya que es la única categoría sexual que precisa de la violencia para determinar sus propias fronteras.

un aparente comportamiento copulatorio excesivo podría estar indicándonos más frustración que impulso sexual.

apelación pornográfica a las imágenes sexuales tenga un fin analgésico

las vidas humanas no pueden definirse en función de con quién se acuestan las personas.

Más fácil resulta, desde luego, contar orgasmos; los estudios científicos

Asimismo, si el pequeño o la pequeña crece en un ambiente en el que todo deseo se considera excesivo, y lo que se espera de él es que sea un receptor puramente pasivo de las órdenes parentales, ¿qué espacio puede quedarle a ese niño o a esa niña en el que pueda querer realmente algo?

El sudor axilar, por ejemplo, está hoy considerado en muchos casos como una especie de sustancia ofensiva que hay que tapar o suprimir, cuando, a finales del siglo XIX, alguien podía pasarse los dedos (o un pañuelo) por esa zona y ofrecerlos a modo de gesto romántico.

En la actualidad, en un contexto de espectacular aumento del consumo de porno en la red, el incesto y la pornografía con agresiones son prácticamente inevitables en esas páginas; muchos niños y jóvenes se quedan traumatizados por la exposición a tales contenidos.

La amenaza se convirtió así en una fuente de excitación.

El acto del amor, escribió Freud, es visto así como un acto de violencia, con lo que la actividad sexual del futuro se convierte no en un motivo de ilusión, sino en una amenaza.