Hoy día la educación general se dirige a todos los niños excepto a aquellos que tienen “necesidades especiales”. La tendencia a la “inclusión” (eliminar la educación especial a favor de la general) es fuerte y parece irresistible, por cuanto se ajusta muy bien a las ideas sociales y pedagógicas en boga. En este artículo se propone considerar la dirección contraria. Se argumenta que todos los niños (y más generalmente, todos los seres humanos) tenemos necesidades especiales. Las diferencias cognitivas (que incluyen las afectivo-emocionales y las conativo-motoras) constituyen la fortaleza de la humanidad.