La primera novela de Guille Félix es una estudiantina de seminaristas. Como toda estudiantina, es superficial y atractivamente pop. Incluso en su opacidad, no deja de brillar. Nada hay de banal en la vida de estos seminaristas del siglo XXI que miran El diablo viste a la moda a escondidas. Gran parte de la novela está en el secreto. La vocación es secreta, las relaciones son secretas. Cruzada por férreas leyes que tienden a asfixiar, la frescura de Él habla en el silencio está en los climas y en la mirada tierna y compasiva que nos descubren un mundo autónomo, como si fuera otra civilización a la vez radicalmente actual y al mismo tiempo anclada profundamente en una tradición milenaria.