hermana se emancipara en París. A Ketty esto la tenía sin cuidado. Curd era un hombre metódico, de esos que se levantan a las siete de la mañana, se duchan todos los días festivos, y se van a la oficina a las ocho en punto de la misma mañana, para regresar a su casa a la una, también de la misma mañana. Comen, leen el periódico al calorcillo de la chimenea, tienen un hijo cada cuatro años, fuman seis cigarrillos al día, salen con su mujer los sábados por, la noche, y se gastan a la semana sólo la mitad del sueldo de la misma, aunque para ello les sea preciso beber agua diariamente.
En cuanto a la esposa de Curd, era digna cónyuge de su costilla, y Ketty, ansiosa de nuevos vuelos e inquieta por naturaleza, con alma de artista y conceptos propios, aquella vida metódica la ahogaba y un buen día