Un Día Es Un Día

Al igual que los gatos, Fred era de los que no daban un paso por nadie, como comentaría mi madre posteriormente. De modo que era injusto que todo el mundo lo quisiera y que, sin embargo, nadie se encariñase con Betty, pese a toda su amabilidad.

En cuanto a Fred, ha dejado de intrigarme. Los Fred de este mundo se delatan por lo que hacen y por lo que eligen. Son las Betty las que resultan misteriosas.

Era consciente de que aquella rabia era la misma que yo sentía, el lado oscuro de esa terrible y deformadora amabilidad que marcó a Betty como las secuelas de una enfermedad incapacitante

Me veía en el futuro abandonada por una serie de Fred que corrían por la playa tras un grupo de niñas vivaces, todas muy parecidas a mi hermana.

uando me dieron la noticia de su muerte me sentí condenada, pues me dije que por lo visto aquel era el castigo por ser abnegada y solícita, que eso era lo que les ocurría a las chicas que eran como yo (creía ser).

No era solo una esposa abandonada. Incluso yo comprendía que eso no era ninguna tragedia, pero sí que la habían dejado en ridículo y humillado; más aún: había escapado a la muerte por los pelos

Se calló que Betty era la única verdadera amiga que ella tenía.

Se trataba del cambio, y el cambio me aterraba cada vez más.

No le caíamos bien; no nos veía

Tardé en comprender que era una comparación cruel, ya que Betty Grable era famosa por sus piernas, mientras que Betty las tenía rectas como palos.