No se puede vivir la verdad, únicamente se nos da la posibilidad de darnos cuenta de hasta qué punto, por cuánto, nos la hemos perdido. Condenado a declarar ante transeúntes indiferentes lo solo que se siente uno. No es eso: es la voz de los demás la que habla.
Antes leía mucho, me refiero a novelas, sin creer por ello en la literatura, meramente por distracción. Me gustaba que un libro describiera con veracidad tal entorno, tal época, y los franceses son famosos por la