Al socaire de la I Guerra Mundial, Maria Botchkareva decide incorporarse a filas y crear batallones de mujeres que se incorporen al frente con el objetivo de contribuir a la expulsión de los alemanes y dar un ejemplo a los hombres. El estallido de la Revolución disloca la maquinaria de guerra y el ascenso de los bolcheviques la lleva al dilema de incorporarse a la guerra civil en marcha o exiliarse. Se la conocía como la Juan de Arco rusa.