Dormir es mejor que comer, no se puede comparar. No crean que dormir significa que estoy metiéndome un montón de comida en la cabeza. Dormir es esa maravillosa locura de encontrar en un bolsillo un dinero que creía haber perdido y que había buscado por todas partes. Dormir es librarme por fin de un forzudo marinero al que estoy a punto de matar, pero que a su vez me pellizca con unas tijeras de jardín. Pues sí, dormir es una deliciosa mezcla de fábula, vida y milagro.