de lo que sobrevivió de ella luego de la larga penitencia de la maternidad
Sofia Arreolaцитирует5 дней назад
—¿Quieres un mango? ¿Tienes hambre? —inquirió Aricia con culpa, aunque sabía que aquel árbol no daba mangos ni guayabas ni mameyes ni manguabas ni guameyes, sino corazones con forma de frutos
Sofia Arreolaцитирует5 дней назад
Lógico, en la infancia todo se ve con ojos demasiado grandes. No se sabe mirar de otra manera.
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a solas con nadie
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cavidad es solo el espacio que divide a las mujeres con cabeza de aquellas que tienen las cabezas en el aire, y un agujero donde se entierran corazones no alcanza dicha categoría
Sofia Arreolaцитирует6 дней назад
Tal vez si le quedara algún recuerdo de por qué quiso a Mauro y de por qué sus ojos, en un momento no tan lejano, le parecieron lo suficientemente hermosos como para resistir su presencia
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Un par de ocasiones lo vio escarbar la pulpa con los dedos, en busca de esas semillitas hijas de puta que ahogaban a los hombres sensatos.
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Dios tuvo celos de aquella libertad demasiado perfecta. Entonces vino el castigo: tener cuerpo nuevamente. Parirás con dolor. Pensarás con dolor. Morirás entre dolores.
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Allí Dios hizo a la mujer. La primera de nosotras robó uno de aquellos frutos prohibidos y, al morder su pulpa, sintió que su cabeza se desprendía del cuerpo