«Crónica de San Gabriel» constituye el primer acercamiento de Julio Ramón Ribeyro a la novela. Si bien ya era relativamente reconocido en el ámbito literario local por la publicación de su primer libro de cuentos, “Los gallinazos sin plumas”, fue «Crónica de San Gabriel”, su primera novela, la obra que lo terminó de consagrar localmente y lo colocó en las grandes ligas de la literatura nacional al hacerlo merecedor del Premio Nacional de Novela de 1960.
Escrita en una vorágine creativa de poco más de tres meses —cuando Ribeyro se encontraba becado en Alemania—, esta pieza narrativa se inspira en un viaje de pubertad del autor al interior del Perú. La novela nos presenta la historia de Lucho, un preadolescente capitalino que se ve obligado a viajar por vacaciones a la hacienda San Gabriel. El viaje, al lado de su mujeriego tío, no solo lo descoloca existencialmente al sacarlo de su ambiente habitual, sino que lo enfrenta a una otredad que —gracias al conflicto ético que genera en él— comenzará a sentar los cimientos de su adultez, a la vez que define una conciencia de la complejidad y crueldad de la realidad peruana.
Se trata, pues, de un bildungsroman o novela de aprendizaje, un descubrimiento del mundo donde el personaje central sufre una progresiva transformación a medida que se desarrollan los hechos y se encuentra cara a cara con taras de la sociedad peruana, como el clasismo, el racismo y el enfrentamiento entre costeños y andinos. Es también, por último, una diestra recreación del surgimiento del primer amor y del despertar de la sexualidad, ambos siempre bajo la sombra de la perversidad humana y el tabú.