La protagonista de esta historia no entiende a sus dos hermanas mayores, que la tratan como si fuera una perfecta nulidad; ni a su madre, una señora propensa a las conductas explosivas; ni a su hermano pequeño, que vive abismado en las honduras de sí mismo.
La gran incógnita, sin embargo, es su padre, una eminencia perseguida por quienes buscan consejo, un abogado ilustre que cultiva los trances extáticos y visita oscuras regiones del espíritu. De modo que a nuestra heroína sólo le queda la triste alternativa de pasear su desconcierto durante largas horas de bicicleta.