Las anécdotas que dieron origen a la leyenda de Isaac Newton son innumerables: algunas son apócrifas, otras son en realidad hagiográficas y unas más son simplemente fabulosas; todas ellas provienen de sus contemporáneos, quienes lo ensalzaron, y de los siglos XVIII y XIX, cuando se le consideró incluso como un “mago” que supo descifrar el enigma del universo. Peter Ackroyd, sin embargo, nos muestra en estas páginas a un hombre más bien solitario y reservado, celoso de sus conocimientos, incluso vulnerable y suspicaz, pero con una fe inquebrantable en su talento, poseedor de un genio ante el cual los demás jamás pudieron permanecer indiferentes. De esta manera, se aprecia mejor el brillo único de la energía intelectual de Newton, el hombre que cambió para siempre la percepción que se tenía de la naturaleza y que hoy continúa dando forma a nuestra comprensión del mundo.