Todos los gastos económicos que propicien una convivencia entre las madres y los niños pequeños lo más libre de estrés posible son inversiones sociales valiosas. Son mucho más elevados los costes de la reparación psicosocial de los trastornos reactivos del apego y de los traumas, que son generados por insensibilidad, ignorancia y por definir prioridades médicas equivocadas, independientemente de que los daños psíquicos ocasionados, en distintas circunstancias, no se puedan reparar.