Documento etnográfico y político, económico y cultural de primer orden, esta obra es un arsenal precioso de datos para el estudio de la historia de los pueblos de la cuenca del Mediterráneo. Es cierto que Mommsen hacía hablar a las piedras. Y ellas le entregaron, en gran parte, el secreto de la intensa vida provincial, oculto hasta entonces bajo la superestructura de una tradición basada en los escritos centralistas de los historiadores y los escritores romanos. Sus capítulos mejor logrados, con ser todos magistrales, son aquellos que versan sobre las partes del imperio, como los países danubianos y las tierras del Asia menor, cuyas inscripciones estudió y editó dentro del gran Corpus inscriptionum.