Y desde entonces procuraron hacer lo que aún no habían probado: sudar un baño turco, robar en una tienda, incendiar un árbol, vender diarios en la madrugada, apostar en el hipódromo, decapitar un gallo y matar al padre.
Cada cual mató al suyo simbólicamente. El que escribía lo dibujó sin ropa, con sus atributos; luego le borró el sexo y sobre el corazón le hizo un círculo como la boca de un agujero. El otro fue despojando al padre de sus cinturones, uno a uno, y los cortó en pedazos. A los cinturones los llamaba verdugos