En alguna entrevista que le realizaron a la escritora en relación con su novela, esta propuso definirla como una especie de «ucronía de la historia de las ciencias en América del Sur». Las constelaciones oscuras constituye, en este sentido, otro ejemplo de aprovechamiento de la ciencia ficción, en cuanto a sus leimotiv, sus imágenes y sus paradigmas narrativos, puestos en función de contar y recrear un universo plenamente latinoamericano. Pero no se trata, en su caso, de cualquier tipo de ciencia ficción, sino más bien una que se encuentra en la línea del ciberpunk u otros subgéneros que de él se desprendieron y que tienen en común los ambientes urbanos depauperados, la ciencia y el poder político puestos en manos de las corporaciones privadas, el hacinamiento, los personajes raros y solitarios que viven en los márgenes y urden estrategias para una insurrección contra su statu quo.