Quizás la empresa más difícil de acometer sea la de hacernos conscientes. El mundo en que vivimos parece decididamente abocado a distraernos, a impedirle a los individuos un momento de lucidez para mirar su entorno, observar cómo funciona la sociedad. Los verdaderos poderes visionarios de George Orwell radican en su capacidad para mirar no sólo los objetos, sino principalmente la sombra que proyectan. Rebelión en la granja es una fábula en la que la adjudicación de las aflicciones y las necesidades humanas a los animales protagonistas venció la resistencia racional de los primeros lectores a mirar lo que no querían mirar. Lo que nos cuenta Orwell ya estaba en los periódicos: la historia sobre los crímenes estalinistas en la Unión Soviética.