En Yo maté a Sherezade la autora muestra como, desde el nacimiento, el cuerpo de la mujer se ve atrapado en un contexto social que lleva a la mujer incluso a la esclavitud. Su voz canta en una reafirmación de la vida, un viaje perpetuo, un acto disruptivo para las mujeres árabes (y la mujer como tal) tengan acceso a algo más. La verdad de esta autora no puede ocultarse. Habla con libertad y “mata” a Sherezade para liberarse de lo que trae la opresión.
Hay algo más grande que el feminismo: la mujer que busca su libertad, mira lo que es y se atreve a serlo sin detener el impulso que este deseo genera.