hay que despertar con alegría y con los ojos alzados al cielo para contemplar las maravillas que Dios nos permite ver. Y si a veces tenemos problemas, pues hay que llorar cuando los tenemos. Y si tenemos dolores, pues hay que curarnos. Pero no apachurrarnos. Hay que superarlo todo. Cada momento tiene su propio consejo, cada momento tiene su propia inspiración, cada momento tiene su sabor, sea agradable o desagradable”.