Los entrañables Roger y Helen Mifflin han dejado de recorrer los campos y pueblos con su librería ambulante y se han instalado en pleno Brooklyn, como siempre soñara Roger. Ambos regentan La Librería Encantada, un “parnaso en casa” al que acuden, de un lado a otro de Nueva York, todo tipo de personajes singulares, incluidos jóvenes publicistas, farmacéuticos alemanes y guapísimas herederas; por no hablar de sus amigos libreros, que se reúnen allí cada poco para disfrutar la tarta de chocolate de Helen y los discursos incendiarios, y a la vez llenos de sensatez, del pequeño gran Roger.
«Un homenaje a la especie en extinción de los libreros. Roger Mifflin, librero por vocación y obsesión, es como un médico que diagnostica las necesidades de lectura que tiene la gente y les receta el libro que más le conviene a su alma y quizá a su cuerpo.»
José Luis de Juan, El País