Hay que estar preparado para fracasar con la idea que uno escoge, fracasar nuevamente, toda la vida si es preciso. Me gusta citar a Harold Brodkey, un novelista que disfrutaba escribiendo sin un plan inicial, a la aventura. Si sabía desde el principio qué pretendía hacer, y cómo, no podía hacerlo, abandonaba. No soportaba trabajar con demasiada certidumbre. Algunas cosas, en el momento en que están perfectamente claras, se vuelven inaccesibles.