En esta divertida y gozosa novela Ana García Bergua evoca con humor la ciudad de México de los años sesenta: una ciudad atrevida e ingenua, donde los poetas trabajan en las flamantes agencias de publicidad y los pintores ya no quieren pintar murales y las esposas ya no quieren ser obedientes, y donde los ímpetus creativos son tales que incluso un pariente del Señor Presidente aspira a crear una obra maestra del Séptimo Arte, con la rutilante presencia de la vedette costarricense la Bomba de San José.