Hacia el final del año escolar nuestro amor continuaba intacto, y también un poco después, durante las vacaciones de verano. Qué motes nos pusieron en clase, qué historias contaban, qué cómico lo encontraban. Pero durante todo el tiempo en que nos amamos uno al otro nada nos preocupaba. Entonces terminó nuestra amistad y rompimos, no diré a cuenta de qué. ¿No he escrito ya, en el prólogo, cómo se empeña en pasar el tiempo y cómo cambia el mundo entero? De hecho, esto me lleva al final de mi historia. Puedo contarlo en una sola frase. Cómo me dieron una vez una bici y la cambié por un tren; cómo, por el contrario, me quedé con un perro; cómo encontré un sacapuntas en vez del perro y cómo lo di como prenda de amor. Y ni siquiera esto es la verdad, porque el amor estuvo allí todo el tiempo, antes de desprenderme del sacapuntas, antes de que empezaran todos estos intercambios.