En El año de la muerte de Ricardo Reis, Saramago entabla un lance con Fernando Pessoa, convirtiéndose ambos en protagonistas —autor y personaje, el novelista como uno más de los heterónimos del poeta— de una de las narraciones más conmovedoras de la literatura de fin de siglo. Un recorrido por la Lisboa de los años treinta, sus calles, parques, puentes y cafés, conducido por la palabra sabia y dulce de Saramago y acompañado por la sombra reconfortante de Pessoa, ambos cantores inmortales de la ciudad del Tajo, la ciudad de Eça de Queiroz y de Camoens. Una de las mejores novelas jamás escritas, una obra que hubiera complacido, como los honra, a Fernando Pessoa, a Ricardo Reis, a Alvaro de Campos y a Alberto Caeiro por igual.