Nosotros, los que vinimos de la Tierra, apenas somos capaces de hablar entre nosotros. Nos pesan los recuerdos del lugar de donde procedemos, de lo que hemos dejado atrás. Mirar a los demás humanos aquí en la nave, hablar con ellos, solo me hace infeliz. En todos aparece la misma expresión de resignación en el rostro. De modo que prefiero pasar mi tiempo con los trabajadores de apariencia humana, que todavía creen que tienen una vida por delante digna de ser vivida. Desde que los objetos llegaron a bordo el humor de todos ha mejorado visiblemente, sin embargo, ellos los consideran algo muy especial. Para nosotros los objetos son como una postal artificial de la Tierra. Para ellos representan una postal del futuro