La auténtica Lolita

Los abusos que Sally Horner, y otras pequeñas como ella, sufrieron no deberían quedar olvidados por una deslumbrante prosa, por brillante que esta sea.

Quizá su deseo de ser aceptada por las chicas más populares se debía a esa falta de compañía que sentía

La pequeña sabía cómo cuidar de sí misma, pero habría deseado no tener que hacerlo.

La grave voz y la férrea mirada del hombre la dejaron paralizada.

Nabokov estuvo cerca de tirar a la basura lo que entonces se llamaba El reino junto al mar.

Pon’ka, ‘poni’ en ruso

Es curiosa la mórbida inclinación que tenemos a obtener satisfacción del hecho (a menudo falso y siempre irrelevante) de que un trabajo artístico pueda ser relacionado con una “historia real” —reprendía Nabokov—. ¿No será porque empezamos a respetarnos más a nosotros mismos cuando nos enteramos de que el escritor, como nosotros, no fue lo suficientemente brillante como para inventarse una historia por sí mismo?»4.

Apreciar el arte puede convertir en idiotas a aque

Apreciar el arte puede convertir en idiotas a aquellos que se olvidan de la oscuridad de la vida real.

Lolita fue mucho más allá de la lista de libros más vendidos, se convirtió en un fenómeno cultural y global. Se había implantado el molde para que generaciones de lectores se dejaran engañar por Humbert Humbert, olvidando que Dolores Haze era su víctima, no su seductora.