En Abbadón el exterminador culmina y se abre aún a más vastas y terroríficas profundidades de abismo interior la trilogía iniciada en El túnel y proseguida en Sobre héroes y tumbas. Desarrollando en su más abarcador registro la metáfora del «Informe sobre ciegos», la obra hace ingresar a su autor en el ámbito mismo de la escritura, lo incorpora a su corporeización fantasmal como personaje en una complejísima construcción técnica cuyo juego de perspectivas remite a la vez a la realidad extratextual de un tiempo de apocalipsis y a las simas anímicas donde bucea el poder visionario del acto creador. Así, en la cúspide de su grandeza, esta vasta obra totalizadora culmina y comprende todo el arte sabatiano y la hondura de su indagación existencial.